miércoles, 13 de noviembre de 2013

ALTERNATIVAS AL "NO"

Un día, un grupo de educadoras infantiles decidimos buscar alternativas al NO! Tras un trabajo de reflexión y autocrítica sobre nuestro trabajo, nos confesamos cansadas de estar siempre con el "No te subas a la silla", "No golpees los juguetes", "No se pega", "No chilles", "No corras", "Los juguetes no son sólo para ti", "No se juega con la cuchara", "No se pintan las paredes", "No te salgas de la fila", y un largo etcétera.

Es una labor educativa importante poner límites y normas, pero a través del NO constante resulta acabando muy aburrido, además de ineficaz. Tanto para los niños como para nosotras, se generaba un ambiente muy negativo e improductivo.

Así que pensamos en otras alternativas más creativas y productivas, que nos permitieran poner límites y normas en positivo y con seguridad.
Por ejemplo, cambiamos

"No te subas a la silla" por "en la silla se pone el culo, los pies van al suelo."
"No te subas a la mesa!" por "los pies van al suelo, baja por favor."
"¡No pegues!" por "con las manos se dan caricias; a los amigos se les abraza."
"¡No se muerde!" por "se muerden las manzanas, a los nenes se le dan besos; con la boca se dan besos."
"No juegues con la cuchara" por "la cuchara sirve para comer" (y si insiste se la quitamos durante unos momentos).
"No se habla con la boca llena" por "ahora tienes la boca llena y no te entiendo."
"No se pintan las paredes!" por "se pinta en los folios" (darle un folio en ese momento).
"¡No grites!" por "cuando hables más flojo te atiendo."
"No te levantes de la mesa" por "ahora has de estar sentado, cuando acabes te levantas."

La iniciativa tuvo más éxito del que nos habíamos podido imaginar. Resultó que nosotras nos sentíamos más alegres y positivas, y además, los niños nos hacían más caso. Antes teníamos que repetir las cosas una y otra vez, ahora los niños entendían mucho mejor lo que les decíamos y se esforzaban en hacer lo correcto. Todos convivíamos en un espacio más amable.

El uso del "No" lo dejamos para momentos necesarios de ejercer autoridad y también era más atendido por los niños. Al usarlo de forma puntual cobraba su sentido.

"BLOG EDUKAME, EDUCACIÓ EMOCIONAL INFANTIL "

FASES A SEGUIR EN UNA SESIÓN DE PSICOMOTRICIDAD

 sesion psicomotricidad 

La psicomotricidad es el área de aprendizaje que considera al hombre como un ser global en el que el cuerpo y la psique van unidos, defendiendo el valor de la actividad corporal como fuente de todo aprendizaje.

Autores como Acouthurier (1985), nos definen la psicomotricidad como la expresividad motriz corporal basada en la interrelación psique- soma.

En la rutina diaria es importantísimo desarrollar los diferentes parámetros de la psicomotricidad: esquema corporal, tonicidad y control postural, coordinación óculo-manual, organización espacio-temporal, control respiratorio…

Para trabajar la psicomotricidad desde un marco constructivo y significativo llevo a cabo en el aula una sesión de psicomotricidad.

Esta sesión de psicomotricidad se puede incluir dentro del rincón de psicomotricidad que ha de ser un lugar de encuentro y placer, por eso debe ser amplio, iluminado y bien dotado de material.

Lo ideal es programar una sesión de psicomotricidad para cada unidad didáctica, ya que en cada sesión trabajamos de forma global el centro de interés que nos corresponde.

No es necesario realizar las fases que a continuación voy a exponer siempre en el mismo orden, sino que se pueden variar adaptándolo a las necesidades de cada día.
En esta sesión partiremos del centro de interés del otoño.

Voy a poner el ejemplo de una sesión que incluyo dentro del centro de interés del otoño y en la que se distinguen varias fases:

FASE 1: DE PRESENTACIÓN.

Los niños y las niñas llegan a la sala de psicomotricidad, se sientan en semicírculo alrededor mío y comentamos lo que vamos a realizar en la presente sesión.
Expongo que vamos a utilizar como recursos hojas y frutas, además de las cuerdas y las colchonetas de la sala.
También, tendremos que atender a la música de fondo que tendremos puesta, como puede ser Las Cuatro Estaciones de Vivaldi “el otoño”.
Los niños y las niñas observarán las hojas y dialogaremos sobre cómo son, qué podemos hacer con ellas: bailar con ellas, seguir caminos con hojas, sentarnos y saltar sobre ellas, caminar sin pisarlas…

FASE 2: DE ACTIVIDAD EXPLORATORIA.

Dejaré que los niños y niñas jueguen libremente. Observo que unos saltan sobre las colchonetas, otros ruedan, otros siguen caminos de cuerdas, esparcen las hojas, hacen caminos y caminan sobre ellas, pisándolas, sin pisarlas…….

FASE 3: DE ACTIVIDAD GUIADA.

Cuando observo que ya se les han agotado las ideas o se aburren y forman mucho alboroto, intervendré ayudándoles a que descubran nuevas posibilidades de acción:
Podemos imaginarnos que somos árboles que estamos rectos y quietos; pero cuando sopla el viento nos movemos a un lado, a otro lado…
Observaré qué hacen los niños y las niñas después de estas sugerencias, cómo lo hacen, en qué orden, si son creativos e inventan formas de moverse…

FASE 4: DE ACTIVIDAD CONDUCIDA.

Las mismas actividades sugeridas las realizaremos ahora de una manera dirigida y estructurada. Aquí incluyo los diferentes juegos que he preparado. A modo de ejemplo explicaré uno:

IMITAMOS ACCIONES DEL OTOÑO

Nos distribuimos por la sala y bailamos mientras suena la música. Cuando la música pare el niño o la niña que yo nombre será el que dirige el grupo y hará acciones típicas del otoño que los demás compañeros tendrán que repetir. Estas acciones pueden ser:
- Agacharse cogiendo frutos del otoño y meterlos en una cesta.
- Barrer las hojas que están en el suelo.
- Luchar contra el viento mientras paseamos.
- Pasear con paraguas bajo la lluvia…
Después pondré la música y todos seguirán bailando por la sala hasta que vuelva a para la música y sea otro niño o niña al que nombre para que sea el guía.

FASE 5: DE ACTIVIDAD MODIFICADA.

En esta fase les sugeriré que jueguen libremente a lo que más les haya gustado de todo lo que han practicado:
Algunos jugarán a “imitar acciones”, otros bailarán con las hojas al ritmo de la música…
Ya habrán aprendido detalles de los juegos y lo aplicarán a su juego espontáneo.

FASE 6: DE RELAJACIÓN.

Los niños y las niñas recogen todo el material y se tumban en las colchonetas, con los ojos cerrados. De fondo escucharán una música suave. Se imaginarán un bosque en otoño, que yo les iré describiendo:
“Las hojas se van cayendo muy despacito, el suelo se ha cubierto de hojas amarillas y marrones, el viento suena: SSSSSS SSSSSS….Ha comenzado a llover y la lluvia cae lentamente…”

martes, 5 de noviembre de 2013

LA SOBRECORRECIÓN COMO TÉCNICA EDUCATIVA

La sobrecorrección es una técnica de modificación de conducta que nos puede resultar muy útil para acabar con aquellos comportamientos indeseables y repetitivos, contra los cuales hemos intentado un montón de cosas y ninguna nos funcionó.


niño lipiando un zapato

A veces no sabemos qué hacer cuando nuestro hijo o quizás alumno se pasa de la raya, no nos obedece, rompe cosas, ensucia deliberadamente algún objeto o nos pinta las paredes de la casa. 
Cuando esto ocurre, lo más habitual es que nos enfademos, perdamos los nervios y acabemos gritando o enviándolo a la habitación castigado, pero resulta que con este tipo de castigo no conseguimos que mejore su comportamiento y probablemente éste se vuelva a repetir pasado un tiempo. ¿Qué podemos hacer entonces? ¿No debemos castigar el mal comportamiento de nuestro hijo? ¿Cómo actuamos para que aprenda que no se puede tolerar lo que hace? 
A pesar de que la sobrecorrección es en sí un castigo, éste es uno tipo de castigo muy eficaz, que utiliza consecuencias punitivas basadas en el esfuerzo. Es decir, cuando utilizamos la sobrecorrección, usamos consecuencias naturales para romper con los malos hábitos y para enseñar comportamientos apropiados al mismo tiempo. Por ejemplo, si nuestro hijo de 3 o 4 años tira reiteradamente la comida al suelo, le pediremos que recoja todo lo que ha tirado y nos ayude a limpiar la cocina. 


Se trata de una alternativa muy eficaz en lugar de gritar, regañar, pegar o cualquier otro castigo que se utilice para tratar de hacer que los comportamientos desagradables o difíciles se conviertan en aceptables. 

El objetivo principal de esta técnica es reparar o compensar un "daño" causado por una conducta indeseable, sea tirar comida al suelo, pintar las paredes o agredir a un compañero de clase o hermano.


Formas de aplicación de la sobrecorrección.

Restitución: La utilizamos pidiendo a nuestro hijo o alumno que restaure el daño que ha causado. Se trata de corregir los efectos negativos de la mala conducta, dejando la situación igual o incluso mejor que antes. ¿Cómo la usamos? Por ejemplo si nuestro hijo se ha dedicado a decorarnos con sus dibujos la pared del salón le pediremos que la limpie totalmente. 

Práctica positiva o repetición: En este caso se trata de que nuestro hijo repita una conducta alternativa y positiva a la que ha realizado. Siguiendo el ejemplo anterior, podemos pedirle que dibuje en varias hojas de papel, pero que deberá ir a buscar ella misma. Así vemos como de este modo está poniendo en práctica de manera repetida una conducta alternativa y adecuada.   El mensaje que transmitimos es "se pinta en las hojas de papel y no en la pared".


Estos dos procedimientos, la restitución y la práctica positiva en ocasiones se pueden utilizar de modo combinado o bien solas, dependiendo de las conductas que deseamos suprimir. Utilizadas de manera combinada primero pediremos  nuestro hijo que repare el daño causado y luego que practique la conducta adecuada. 

La sobrecorrección suele funcionar muy bien para eliminar conductas irritantes comunes y hábitos nerviosos graves e incluso en comportamientos agresivos y posiblemente dañinos.

Aplicación de la sobrecorrección

Antes de aplicar la sobrecorrección debemos explicar a nuestro hijo el cambio de normas, es decir, le explicaremos que cuando le veamos realizar "esa conducta indeseable" que tanto nos irrita utilizaremos esta técnica, ya sea en la variante de restitución del daño causado o utilizando la práctica positiva, o ambas.

Si el aviso no funciona, aplicamos la sobrecorrección de forma inmediata, justo después del comportamiento inadecuado. Debemos ser conscientes que la sobrecorrección solo tiene sentido cuando esta se aplica de forma inmediata a la mala conducta.

Cuando aplicamos la sobrecorrección es probable que nuestro hijo se resista, se enoje, llore y patalee. En estos casos debemos obligarlo, cogiéndole de la mano (tranquilamente pero con firmeza) y ayudarle a realizar lo que le hemos pedido. Es importante ignorar la resistencia, los llantos, las rabietas y seguir firme hasta el final. Puede que esto no resulte fácil, lo se, pero como siempre la paciencia es esencial.



A continuación explico paso a paso cómo aplicarla:


  • Obligar, con tranquilidad y firmeza, al niño a deshacer o corregir el daño social o físico.

    • Ejemplos: limpiar la pared, recoger la ropa del suelo, pedir disculpas por morder.

  • Obligar, con tranquilidad y firmeza, al niño a practicar comportamientos positivos.
    • Por ejemplo, si no entra en casa cuando se le llama, le obligaremos a a salir fuera y esperar allí a que se le llame durante diez veces consecutivas.
  • Supervisar la sesión de prácticas positivas, se que esto puede requerir un tiempo, pero la inversión merece la pena.
  • Si es preciso utilizar las manos para guiarle lo hacemos. Si el niño se resiste a practicar, hay que ayudarle a realizar las acciones correctas con las manos. Si no quiere recoger los juguetes, lo tomaremos de las manos y las guiaremos, recogiendo los juguetes y depositándolos en el lugar correcto. Se deben ignorar llantos, rabietas o resistencias. Crucial mantenernos tranquilos pero firmes hasta que la tarea termine o el niño empiece a hacerlo solo.
  •  Elogiar y reforzar el esfuerzo tras realizar correctamente la conducta. A medida que el niño empiece a comportarse mejor y se necesite menos practica, hay que hacerle saber lo bien que lo está haciendo. Debemos elogiar en abundancia o darle una pequeña recompensa por sus progresos.

En la mayoría de los casos, ésta es suficiente motivación para que hasta los niños más rebeldes dejen de escribir en las paredes. Esta técnica es eficaz tanto con niños pequeños como con más mayores.

Información extraida del blog : " Mi mamá es psicóloga infantil"